Conocí a mamá en Whistler





Dicen que viajar es para reencontrarse con uno mismo, a esto le agregaría que también viajar es para reencontrarse con las personas que uno quiere. Mamá y yo nunca habíamos viajado solas hasta ahora, nuestro destino estaba al norte, en Canadá. Ella no conocía la nieve, y como era la víspera de su cumpleaños decidimos por dos lugares maravillosos para finales de mayo: Vancouver y Whistler. 

La verdad no sabía como me iría con ella, pues desde los 24 años vivo fuera de casa, diez años de distancia y sin una convivencia diaria que nos acercara, para este tiempo seguramente ambas ya teníamos nuestros secretos y mañas que a lo largo de ocho días íbamos a descubrir. 
En el aeropuerto en el día uno de la aventura.

Vancouver, nueve de la mañana en el aeropuerto. ¿Y si nos vamos en metro al hotel? Mi mamá un poco sorprendida me dijo que sí, a cambio yo cargué su maleta para que no titubeara. Lo bonito del metro es que es una manera diferente de conocer las ciudades y vivirla con sus personajes locales.


En 23 minutos exactos llegamos a Yellowtown a hacer nuestro check in. Burbujas bien frías nos dieron la bienvenida a Vancouver y al Opus Hotel, un lugar. Después de un breve descanso, nos fuimos al centro a caminar y disfrutar del clima con un bowl de ramen y sake de XXXX.
Ya para el atardecer tomamos un bote que nos llevara a Grandville Market por una cerveza artesanal.

Tuve que bajar el ritmo, se me olvida que mamá no tiene la misma edad que yo ni la misma energía, entonces en este viaje el mejor plan era no tener plan y ver hasta donde podríamos llegar las dos juntas en estos días que serían por y para nosotras ,muchas veces de cómplices y otras tantas sediendo. 

Nuestra primera mañana empezó con un café en la habitación, si algo no perdonamos en la familia es despertar y no tener en el buró una taza que nos active el día. Ya para la segunda taza fuimos a Medina café por un latte de lavanda con waffles, huevos estrellados acompañados de encurtidos,

¿Qué haremos hoy? Ir al museo de arte moderno y caminar del hotel hasta llegar a la playa de Kitsilano para admirar a la Bahía desde otra perspectiva. Fue bonito pensar que durante ese viaje tuvimos los cuatro elementos en diferentes momentos: agua en el agua y en la nieve, viento, tierra y fuego.







Page copy protected against web site content infringement by Copyscape

Comentarios

Entradas populares