Eran los 43




Son aquellos hijos que no tuvimos.

Madres enterrando a sus hijos con los puños cerrados,
la memoria cercana de sentirlos en el vientre,
los ojos abiertos, de esos que advertían regaños de cuando éramos pequeños.

Esperan su retorno sentadas, de pie en el jardín,
insisten, gritan desde el interior en la semilla.
El viento marca el ritmo de la marcha,
los rostros de todos que pueden ser de ellos.

El hambre y la falta de sueño alimentan la fe,
visten los pies descalzos.
Se añora a la Patria,
una mujer extinta, amenazada.

Se buscan héroes, un consuelo,
caminar con la frente en alto,
regresar a escuchar las flores y los cantos de los niños.

El fuego de la palabra se resiste a caer,
la llevamos entre las manos,
se aguarda en el corazón.

Queremos memoria para recordar,
resistir en la oración,
estos brazos, vacíos, los nuestros, esperan a los huérfanos.

Crédito:OtrosMundos A.C



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